martes, 24 de diciembre de 2013

Eurovegas y Gran Scala: dos proyectos perdidos y una gran estafa

   Desierto de Nevada. Estados Unidos de América. En medio de la nada, en un terreno estéril, en una zona donde se han llegado a hacer pruebas nucleares en superficie y bajo tierra, nació una ciudad, que iba a ser considerada la capital del juego y del desenfreno, en medio de la nada: Las Vegas. Una ciudad llena de casinos, hoteles, casas de prostitución y en donde, incluso, uno se podía casar a lo Elvis Presley. Para los conservadores y puritanos estadounidenses, la nueva Sodoma y Gomorra; para los menos puritanos y libertinos, el paraíso terrenal. Una ludópolis, una ciudad donde el juego, el vicio y la corrupción (que puritano me ha quedado) son la moneda de cambio corriente.

   La ciudad del neón, la ciudad que no duerme nunca, la ciudad que Ballard calificó como nada más que la mayor bombilla del mundo. Sonido de máquinas tragaperras, de dinero cayendo en los cajetines de esas máquinas con palanca, el siseo de una voz diciendo no va más, de gente que pierde todo, otros que lo ganan todo, el gran negocio del juego: cartas, ruletas, bingos,…

   La ciudad con un gran número de hoteles, de todos tipos, imitando todo tipo de estilos: pirámides, a lo romano,…, qué más da… Hasta un hotel había, desde el cual se podía observar las explosiones atómicas del desierto de Nevada. Un paraíso para el turismo del juego y la noche. Sí, la noche. Esa noche llena de lujuria y sexo. Un paraíso de sexo, una ciudad llena de prostíbulos de todo tipo, para hombres, para mujeres,… Una ciudad donde todo parece fácil, donde cualquier cosa es accesible y fácil. Una ciudad sin límites…

   Año 2007. Doce de diciembre. Zaragoza. Se presenta el proyecto de Gran Scala, una ciudad de ocio y diversión, una pequeña Las Vegas en medio de los Monegros aragoneses. Una inversión de 17 mil millones de euros. Una presentación del consorcio International Leisure Development (ILD), rodeada de políticos locales que vieron en el proyecto la llegada del rey Midas o de la gran panacea para los problemas de la región. Un gobierno de coalición, con un PSOE algo reticente y un Partido Aragonés verdaderamente entusiasta, sobre todo el consejero de Turismo, Arturo Aliaga y el vicepresidente José Ángel Biel, que vieron en el proyecto una plataforma de proyección personal, sin detectar aquello que después pasaría, la gran espantada, la Gran Estafa.

   Y fue una gran estafa por lo que significó, una verdadera lucha entre los pueblos de los Monegros por ver cuál de ellos albergaba el proyecto, una verdadera competición para ver quién ofrecía los mejores terrenos, los mejores precios, los mejores servicios.

   El proyecto presentado era un complejo, que ocuparía unas cuatro mil hectáreas de suelo barato - de ahí la competición y la especulación creada alrededor de eriales de secano o yermos, cuyos dueños se veían manejándose entre millones y los alcaldes siendo los nuevos magnates, émulos de ese gran Paco Martínez Soria en esa película El turismo es un gran invento, donde al colocar un cartel en el pueblo ya creen que van a construir el parador nacional que anhelan, aquí igual, los políticos como salvadores de la patria…, sólo presentando el proyecto, ya lo creían construido.
   Diseñado con forma de reloj de unos cinco kilómetros cuadrados, aproximadamente, el proyecto contaba con dieciséis parques temáticos, centrados en la historia, como Egipto, Grecia clásica, Roma, los Celtas, la Edad Media, la Edad Contemporánea,…, cada período histórico contaba con un museo dedicado a esa época, un hotel y un casino, hasta un total de 32 casinos, 70 hoteles, campos de golf, centros comerciales, un palacio de congresos, centros residenciales y un hipódromo.

   La obra se desarrollaría en varias fases, y como un factor de localización proponían la cercanía de Zaragoza, Barcelona y Madrid, la conexión con las arterias de comunicación, como la autopista o el AVE, cercanía de los aeropuertos de estas ciudades, y como factor de introducción, que sería un centro de ocio y diversión para todas las edades.

   Pero el proyecto empezó ya con mal pie, al toparse con la competición entre las diversas poblaciones monegrinas para su ubicación. Finalmente, la dirección del proyecto optó por la ubicación en el término de Ontiñena, cerca de la autopista A-2 y de la línea de alta velocidad, cerca también de la N-II en Candasnos.

   Cuando ya se habían hecho las pertinentes propuestas a los propietarios de los terrenos afectados, y ya se había puesto precio a las fincas, cuando se convino la firma delante del notario de Fraga de la venta-cesión de las fincas, la parte compradora no se presentó a la firma, sólo cinco años después de la presentación del proyecto, en febrero de 2012, con lo cual se entendió el desistimiento del proyecto, desapareciendo sin pena ni gloria, y por tanto, un nuevo golpe de gracia para Aragón y sus siempre bien confiados (y quizá untados) políticos, y jugando de nuevo con las esperanzas de la gente, confiados en obtener pingües beneficios y un gran número de puestos de trabajo y un gran volumen de negocio.
   Ya lo avisaban las plataformas contrarias al proyecto, la Plataforma Stop Gran Scala y Los Monegros no se venden. A los problemas medioambientales que se generarían al crear de la nada una ciudad, que sería la tercera en Aragón en número de habitantes, tales como la generación de CO2, la contaminación generada, el enorme gasto de agua que, precisamente no es un recurso sobrante en el área monegrina, así como el gran impacto que generaría sobre el sistema, en cuanto a flora y fauna, hay que añadir aquellos que generan su más que dudosa viabilidad, ya que el proyecto adolecía de informes que hablaran de números concretos de beneficios, falta de concreción técnica y material de proyecto, después de una inversión con un más que elevado coste, y sobre todo viendo el éxito obtenido por otros complejos similares. A Terra Mítica, por ejemplo, hay que añadir que el casino de Aragón por excelencia, el Montesblancos, cerca de Zaragoza, cerró por falta de beneficios y suspensión de pagos. A ello, también se añade la falta de transparencia sobre la identidad de los inversores, por lo que se tuvo la sensación de tratarse de un fraude, pues el consorcio inversor estaba compuesto por una serie de sociedades fantasma insolventes radicadas en paraísos fiscales, sin dinero ni credibilidad, como se advirtió desde el Periódico de Aragón.

   Un engaño, una Gran Estafa generada en una de las tierras más castigadas por la emigración y el envejecimiento de su población, donde se imaginaban a los cerdos atados con longanizas, los habitantes con coches de superlujo y los bolsillos repletos de billetes, y con un turismo de lujo, dinero e incluso, casándose a lo Elvis baturro, con música de rock o de jotas aragonesas.

   En vez de ello, el erial reseco, y un montón de propietarios a los que se prometió el oro y el moro esperando en el notario de Fraga, en una fría mañana de febrero de 2012, a que se produjera un milagro, y no fuera verdad aquello que se temía: la gran espantada y la gran estafa.

  ¿Se puede crear entonces una analogía con el otro gran proyecto fallido, Eurovegas? En muchos sentidos, sí.

   Aunque el inversor Sheldon Adelson, en el caso de Eurovegas, si parecía de fiar, porque tiene detrás un gran imperio, y sus números sí que cuadraban, y su proyecto tenía un informe económico más que favorable, finalmente ha vuelto a ser un gran engaño, ha causado también una gran competición entre territorios que quisieran albergar el complejo, pero en el caso de Eurovegas lo que ha echado al traste el proyecto ha sido las condiciones puestas por el inversor para llevar a cabo el proyecto. Analicemos el “expediente” Eurovegas detenidamente.

   ¿Cuáles han sido las condiciones que el magnate (o mangante) Sheldon Adelson y el conjunto inversor Las Vegas Sands han puesto para la instalación del complejo en España?

   El magnate de los casinos Sheldon Adelson, propietario del grupo Las Vegas Sands, ha impuesto las siguientes condiciones para instalar el macroproyecto Eurovegas en España. Estas condiciones que Adelson exige, convertirían esas instalaciones en un paraíso fiscal y laboral y que pueden resumirse en lo siguiente:

•              Exención del pago de las cuotas a la Seguridad Social de los empleados de dos años.
•              Exención de impuestos municipales, regionales y estatales durante dos años y del IBI durante, al menos, diez años.
•              Un aval del Estado de 25 millones de euros, que solicitará al Banco Europeo de Inversiones y que, si el negocio no prospera tendría que pagar la Administración.
•              Cesión gratuita del suelo público que necesite, además de las expropiaciones que procedan (que tendría que pagar la Administración).
•              Exclusividad en el negocio durante diez años, o sea, que no puede instalarse ninguna otra actividad que pueda suponer una competencia.
•              Modificación del Estatuto de los Trabajadores a fin de terminar con la regulación de convenios colectivos con el personal empleado.
•              Modificación de la Ley de Extranjería a fin de poder contratar personal extranjero que estaría sujeto a la legislación y condiciones laborales de su país de origen (por ejemplo, si es pakistaní, podría trabajar sin contrato de trabajo y en las condiciones salariales que rijan en Pakistán).
•              Cambio de legislación sobre la prevención del blanqueo de capitales, con flexibilización de los controles. En definitiva, que el dinero con el que juegan o que ganen en las instalaciones pueda salir del país sin ningún tipo de control administrativo. Podría entrar al país dinero del narcotráfico y salir dinero español en dirección a los paraísos fiscales sin control de Hacienda.
•              Autorización para entrar en las instalaciones a ludópatas y menores de edad, circunstancias que actualmente prohíbe la ley del juego en España.
•              Modificación de la ley antitabaco, de tal forma que se pudiera fumar en todas sus instalaciones en contra de lo establecido en el resto del Estado.
•              Construcción de las instalaciones e infraestructuras que se soliciten (ha pedido una estación del AVE, una de cercanías y un enlace con la red de metro o metro ligero así como la modificación del Aeropuerto de Barajas para llegada y salida de jets privados). En definitiva, todo esto supondrá un coste para la Administración de 2600 millones de euros.
•              Plena disponibilidad de agua para las instalaciones, incluidos los tres campos de golf que se pretenden construir, lo que supone una clara amenaza a los recursos hídricos de la zona.

   A cambio de todo esto, ¿qué ofrecía?

   El proyecto final podría haber supuesto la construcción de doce hoteles, seis casinos con más de mil mesas de juego y 15000 máquinas recreativas, tres campos de golf y nueve teatros. Todo esto se hubiera construido si el negocio hubiera funcionado tal como se pretendía. El proyecto se iniciaba con un tercio de lo prometido, a la espera de que funcionara, pero la reserva del suelo, las infraestructuras, la modificación legislativa, las exacciones fiscales, el aval del préstamo y demás apartados que se han citado, debían estar listos desde el inicio del proyecto.

   Pero aquello que comenzó mal, con la competición entre territorios para la instalación del macroproyecto, sobre todo entre Catalunya y Madrid, y que finalmente parecía haber caído en el saco de los madrileños, se fue al traste por el elevado coste económico y social de las condiciones puestas por el inversor, y de nuevo, los políticos, que se frotaban las manos ante tan magna inversión, volvieron a quedar en ridículo. Mister Marshall, o en este caso, Mister Adelson, volvió a pasar de largo, y los políticos, como en el caso de Aragón, volvieron a quedar en la más absoluta frustración, pues ni las Olimpiadas ni Eurovegas iban a recalar en España, ni en Madrid.

   Otro gran momento, pues, de frustración para especuladores y políticos.

   Pero, era (o es) necesaria la construcción de un macroproyecto como éste para desarrollar una región o un país. Llegado a este punto, vuelvo a insistir en uno de mis habituales caballos de batalla: no es mejor desarrollar una política de I+D+i (investigación, desarrollo, innovación), que seguro darán vitalidad a la industria, para la creación de nuevos puestos de trabajo, más que proyectos basados en el sector servicios, y en el sector del ladrillo, que ya se han demostrado agotados. Si seguimos basando nuestra inversión económica en este sector, difícilmente saldremos adelante, y probablemente nuestra dependencia económica seguirá creciendo.




 Gran Scala = Gran Estafa

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