martes, 11 de febrero de 2014

La virreina

“Artículo 155 de la Constitución Española.

   Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general.

   Para la ejecución de las medidas previstas en el apartado anterior, el Gobierno podrá dar instrucciones a todas las autoridades de las Comunidades Autónomas.

   El artículo 155 complementa la previsión de vías o medios de control (ordinario) de la actividad de las Comunidades Autónomas contenida en el artículo 153 al contemplar un mecanismo de control subsidiario, de carácter excepcional o extremo (y alcance incluso coercitivo), para situaciones igualmente excepcionales o extremas, consistentes en el incumplimiento por parte de aquéllas de obligaciones impuestas por la Constitución o las leyes o en actuaciones de las mismas que atenten gravemente al interés general de España.”


EL PERIÓDICO 28/01/2014

La presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, ha asegurado este martes que si Artur Mas convoca la consulta sobre el futuro de Catalunya, a Mariano Rajoy no le temblará el pulso y aplicará el artículo 155 de la Constitución, que contempla la suspensión de la autonomía. "Si se tiene que aplicar el 155 se aplicará si algunos traspasan esa línea roja", ha asegurado Camacho en una entrevista en Antena 3.

La dirigente conservadora también ha acusado al 'president' de mentir cuando asegura que el referendo se hará de forma legal. Según ha recalcado, "no hay vías legales" para celebrarlo, por lo que ha acusado a Mas de llevar a Catalunya a una "situación de choque" de la manera "más irresponsable, engañando a todo el mundo".

Sánchez-Camacho ha considerado que el discurso de Rajoy en la convención que el PPC celebró en Barcelona el pasado fin de semana "ha supuesto un antes y un después", pues "tras la firmeza de sus palabras, finaliza el proceso separatista y Mas no puede seguir engañando y diciendo que va a dialogar".


   La Virreina no és tan sols una plaça a la vila de Gràcia, ni un palau on es fan exposicions, en plenes Rambles barcelonines.

   En l’època de l’Edat Mitjana, i fins a l’aplicació dels Decrets de Nova Planta, després de la derrota dels partidaris dels Àustries a la Guerra de Successió, al 1714 (quin any aquest, d’efemèrides del “tricentenari”, aquest 2014), va existir una figura a Catalunya, la del virrei, que era un títol institucionalitzat, amb el que es designava a un representant dels reis, primer els d’Aragó, després els reis d’Espanya, a Catalunya, que era un lloctinent que es nomenava per controlar, sobretot, els continus intents de sublevació, que nomenaven consellers, tresorers, fiscals,..., càrrecs que normalment requeien en membres de l’alta jerarquia eclesiàstica o en nobles d’origen castellà i, de tant en tant, en algun noble català.

   Ara traslladem-nos d’època. Avui. 2014. El President de la Generalitat, Artur Mas, en una decisió que podem considerar més o menys encertada, decideix convocar la consulta sobre la independència de Catalunya per al pròxim 9 de novembre, i decideix, amb les forces polítiques que recolzen la consulta sobiranista, CiU, ERC, Iniciativa-Esquerra Unida, alguns diputats díscols del PSC i l’abstenció de les CUP, demanar a les Corts espanyoles el traspàs de les competències corresponents a la convocatòria de referèndums, basant-se en el mateix article que va permetre el traspàs de les competències en matèria de seguretat ciutadana, que van permetre el desplegament dels Mossos d’Esquadra a Catalunya. Però també, va insistir, en que aquesta consulta se celebraria tant si és amb permís de l’Estat com si no el té, perquè o se celebra sota el paraigües d’aquest traspàs competencial, o se celebra sota el paraigües d’una llei de consultes catalana, amb el que considera que aquesta consulta se celebraria d’acord amb el principi de legalitat (tot i no tenir en compte que, probablement, aquesta llei de consultes catalana serà impugnada i tombada pel Tribunal Constitucional, el mateix que va tombar el bloc més important de l’Estatut del 2004).

   Després de la convocatòria de la consulta, que, al meu parer, s’hauria de negociar amb l’Estat, per arribar a una solució pactada, tots els monstres de l’avern han sortit en tromba per intentar frenar o, si més no, atropellar l’intent de les forces sobiranistes de convocar una consulta.

   Durant els últims dies, s’han dit molts despropòsits, d’una banda i de l’altra. Han creat partits antinacionalistes com Vox, que vol la supressió de les Comunitats Autònomes (amb Ortega Lara, Vidal-Quadras i un inquietant polític basc, un tal Santiago Abascal, líder d’un grup que vol una única Espanya, quelcom que recorda altres temps pretèrits), el discurs que ja coneixem de la Rosa de España (Rosa Díez, de la que dedicaré pròximament una entrada al blog), el desembarcament de la cúpula del PP a Barcelona el mateix dia que es commemoraven els 75 anys de l’entrada de les tropes franquistes a Barcelona, amb un Rajoy pletòric, que diu que té un pla (al que també dedicarem una entrada al blog),..., però jo em quedo amb les declaracions que va fer Alícia Sánchez-Camacho, on no descartava l’aplicació de l’article 155 de la Constitució Espanyola, aquell que preveu la supressió de l’autonomia.

   Y de tal equina (digo egregia) figura, de su voracidad verbal, su lenguaraz manera, la marquesa de la Camarga (título que comparte ex aequo con la exnovia de Jordi Pujol Ferrusola, y cuyos hechos nunca llegaran a saberse ni llegar a buen puerto su esclarecimiento, por el pacto al que llegó con la empresa que presuntamente las espió y de la que aceptó unos pingües euros, con tal de que no se supiese que, en el fondo – y en la forma – ella también estaba implicada, y que ha resultado un caso tan ridículo que cualquier cómic de Mortadelo y Filemón es pura realidad a su lado) quiere ser la virreina de Catalunya (o Cataluña, mejor dicho, esa ñ tan española).

   Su insistencia casi hasta la saciedad para que se llegue a aplicar el artículo 155 de la CE, que prevé la suspensión de la autonomía, o de alguna de las competencias esenciales, como la seguridad (que vuelva la Guardia Civil y los grises), o la educación (suspensión de la inmersión lingüística, o sea la españolización tan ansiada por Wert), sólo debe recordar que si esto se produce, significará la liquidación del actual gobierno de la Generalitat, y claro, la Administración General del Estado deberá asumir o delegar en un gobierno “títere”, para que haga cumplir el “mandato” legal.

   Ahí es donde entra la marquesa camargueña, con su porte y su hermosura, dando besos por doquier con esa maravillosa boquita “de piñón” entre sus masas enfervorecidas, quiere ser la virreina. Aquello que no ha podido conseguir en las urnas (y que conste que yo no soy “de los otros”), lo intenta conseguir por la vía de atrás. No, no os confundáis, no es una barbaridad lo que os comento, es un escenario posible. La suspensión de la autonomía, más que probable; el virreinato, también.

   Imaginaos por un momento una situación tal que ésta: el Senado suspende la autonomía, las fuerzas de seguridad del Estado tomando el mando de las instituciones catalanas, el govern de la Generalitat, suspendido y desalojado de sus funciones, y el nombramiento de un gobierno “afín”. No es tan descabellado, amigas y amigos. Y ahí es donde entra el clan del bótox: Alicia Sánchez Camacho y María de los Llanos de Luna, el tanto monta monta tanto del PP en Catalunya.

   Sea como sea, y que conste que yo tampoco estoy a favor de las tesis soberanistas, aunque sí creo que hay que cambiar la actual situación, y pasando de largo la coña del virreinato de la Camacho, que sería de traca de feria, cualquier intento de suspender la autonomía de Catalunya sería un tremendo error, ya no de cálculo, sino de largo, un error de dimensiones incalculables e indescifrables.

   No hay que despreciar el apoyo que los catalanes dan a un cambio del actual statu quo de Catalunya, sea hacia la independencia, el federalismo, el confederalismo, el pacto fiscal o el reconocimiento constitucional de la realidad y singularidad de Catalunya. Sea como fuere, nadie quedará contento, pero las partes deben negociar.

   En octubre de 1934, el intento del president Lluís Companys de proclamar la República Catalana acabó en la suspensión del gobierno autonómico de la Generalitat republicana por parte del gobierno conservador del Estado, lo que convirtió en héroes a los gobernantes catalanes detenidos y deportados lejos de Catalunya, lo que provocó un mayor enconamiento de las posiciones entre los partidarios de unos y otros, que fue una de las causas encontradas en la Guerra Civil, y que acabó con el exilio y la muerte del president Companys, y el sufrimiento de miles de personas.

   No queramos repetir experiencias ni viejos errores. Hay que negociar. No tenemos que llegar a extremos que no sabemos a qué consecuencias nos van a llevar. Oigamos las alternativas, y decidamos entre todos. Los catalanes deben ser escuchados, los de un lado y los del otro, queremos saber qué nos aporta cada parte. Hagámoslo como quieran. Vinculante o no vinculante, lo que está claro es que los catalanes quieren un cambio.


   Pero de todo esto seguiremos hablando… y largo…



"Cuando sea la Virreina, ya veréis que independencia vais a calzar, majos..."

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